Hace unas semanas, el New York Times hablaba del shopdropping, una curiosa práctica promocional que se ha convertido en una creciente preocupación para las grandes cadenas comerciales de EE.UU.
El shopdropping consiste en ¡dejar cosas! en una gran superficie comercial; puede ser un un sistema para autopromocionarse (por ejemplo, el poeta que deja su libro autoeditado en las estanterías de libros) o una forma de expresión contra el consumismo y de burlar al sistema. Como acto subversivo en el interior de las tiendas, esta práctica se remonta a los años 80.
Estas pasadas Navidades el artista estadounidense Packard Jennings ha dado mucho que hablar al colar en algunas tiendas de San Francisco un juguete muy especial para consumidores distraídos… ¡El anarquista! Un muñeco tipo Madelman, no muy diferente de otros que se venden, que lleva como complementos una máscara de gas, un cóctel molotov y una garrafa de gasolina, entre otros accesorios. Y viene, por supuesto, con ilustraciones como ésta para estimular la imaginación infantil. Una acción concebida para cuestionar el consumo desenfrenado e indiscriminado..
En la misma línea, un grupo de activistas colocó un montón de camisetas como ésta en la sección de ropa de una conocida tienda de Oakland.
Me imagino el desconcierto de la clientela ante la camiseta; Marx, Bakunin y el Che tocados con un gorrito de Papá Noel felicitando la Navidad y debajo este lema: «¿Paz en la Tierra? después de que acabemos con el capitalismo…»
Vía: Invisible Red, blog.yaaqui.com