Si quieres que tu mensaje de marketing deje totalmente frío e indiferente a quien lo recibe, sólo tienes que hacer dos cosas: ser difuso y ser como los demás. ¿Quieres, por el contrario, tener un mensaje que llame la atención e incite a los clientes a moverse? Entonces hay que ser todo lo concreto posible y no hacer lo mismo que la competencia. Vamos a ver esto a fondo porque es realmente esencial…
He aquí las reglas básicas para componer un mensaje que no convenza absolutamente a nadie (si hacemos lo contrario es muy posible que sí llamemos la atención de un posible cliente):
? Sea todo lo difuso que pueda. En vez de ofrecer datos, una demostración o algo concreto y tangible, sustituya todo eso por términos tales como “calidad, profesionalidad, sinergias…”
? Añada a lo anterior exclamaciones o adjetivos tales como “maravilloso, espectacular”, etc…, pero sin demostrar nunca por qué dice lo que dice: sustituya un mensaje de calidad por un montón de epítetos que suenen mucho.
? Sea exactamente como todos los demás. En vez de mostrar una ventaja competitiva que le haga diferente y le otorgue identidad propia, sea uno más de los cientos que prometen “calidad a buen precio”, eso le asegurará quedar bien camuflado entre la masa de competidores que como usted optan por captar el mismo tipo de cliente.
? No se centre en el cliente, al contrario, hable de su empresa y de las características de su producto en vez de mostrar de manera clara y sencilla los beneficios que ese producto proporciona a su cliente.
? Emplee un lenguaje completamente diferente al que utiliza su cliente tipo, mejor si es enrevesado o técnico, un lenguaje fácil es pecado.
Fuente: Microsoft, centro para empresas y profesionales
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