¡Ya viene el sol!
¡Por fin llegó el buen tiempo! Los días más largos y cálidos nos permiten pasar más tiempo al aire libre, aprovechando este maravilloso sol primaveral paseando o tomando algo en una terraza y, si es posible, bajo una gran sombrilla personalizada.
Las marcas de bebidas y tabacos conocen de sobras el impacto publicitario de este objeto después de muchos años de utilizarlo. Asociado a momentos de placer y dolce far niente, forman parte tanto del paisaje como de las campañas de márketing.


Esta mañana me he quedado alucinando (con lunares de colores, jeje) al escuchar en la radio que unos FVNI (fans volantes no identificados) han montado una página web (el dominio ha sido creado anónimamente) para apoyar a la cantante Isabel Pantoja tras su detención la semana pasada, por su imputación dentro de la llamada «Operación Malaya» contra la corrupción urbanística en la Costa del Sol. ¡Qué vergüenza!, uy, perdón, me olvidé de la presunción de inocencia… Bueno, a lo que iba:
Gracias, particularmente, a la labor de «evangelización» llevada a cabo por parte de varios sectores del mercado, (como por ejemplo
¡Por fin algo insólito e innovador dentro del pequeño mundo del imán promocional! A estas alturas parecía difícil revolucionar este clásico de los objetos publicitarios, pero una joven empresa lo ha conseguido lanzando al mercado estos fantásticos imanes.
En la edición virtual del periódico «El País» de hoy lunes, se publica que el tamaño de la publicidad que se inserta en páginas web europeas es cada vez mayor, según refleja un estudio de la «Asociación Europea de Publicidad Interactiva» (EIAA en sus siglas en inglés), que señala que los anunciantes buscan con ello atraer la atención de los consumidores y comunicar mejor los mensajes de marca. Se ha analizado el uso de seis tipos de anuncio que representan aproximadamente el 85% del total de las visualizaciones.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona están investigando los mecanismos cerebrales que están detrás del comportamiento humano, llegando a la conclusión de que estímulos inconscientes desatan el ansia consumista en el cerebro. Esto lo saben los publicistas y los propietarios de las tiendas desde hace tiempo, que disponen de diversas técnicas para engañar a nuestro cerebro; de hecho la publicidad se sirve de olores, música y otros recursos para impulsar las compras.

